®Autora: Miriam Núñez *Departamento de Enoturismo
¿Te puede gustar el vino a los 20 años?
Mi nombre es Miriam Núñez, tengo 22 años y el mundo del vino me ha llegado al corazón por sorpresa. Hace un par de meses finalizaba mis estudios universitarios sobre «Negocios Internacionales» y hoy estoy vinculada al sector vitivinícola de forma profesional.
Septiembre de 2016. Comienza mi primer contacto formal con el mundo del vino. Cuando conocí la noticia de que tenía la oportunidad de realizar mis prácticas curriculares en la bodega Pago de Tharsys, se despertó mi curiosidad por conocer los detalles de cómo se elabora el vino y el cava. Ahora formo parte del departamento de enoturismo y exportación de la bodega y el vino se ha convertido en un estilo de vida para mí. Sin embargo, hace falta retroceder un año para encontrar los verdaderos motivos por los que comencé a incorporar el vino en mi dieta.
Septiembre de 2015. El vino entró en mi vida de casualidad. Durante mi experiencia Erasmus en Francia, tierra donde el vino es cultura y tradición, éste era el producto estrella en las “Soirées”, reuniones francesas con amigos. Tomar una copa al acabar la semana era uno de los planes más atractivos con los que me encontré.
El vino como forma de relacionarse con los amigos
En el último mes, con motivo de la LXX Fiesta de la Vendimia de Requena, se han realizado diferentes catas con maridaje donde han participado bodegas de la comarca Utiel-Requena, entre ellas Pago de Tharsys. Este tipo de evento resulta una manera muy atractiva de acercar los vinos a los jóvenes. Uno de esos momentos en el que nos sentimos atraídos por la idea de pasar un rato especial rodeados de familia y amigos. El plan perfecto para descubrir los vinos blancos, rosados, tintos o, incluso, los cavas.
En general, los jóvenes no bebemos vino porque la oferta de locales que invitan a hacerlo no es demasiado amplia. Al contrario ocurre con una de las bebidas más demandada en periodo estival, la cerveza, la cual podemos tomar de manera más sencilla y económica en cualquier terracita de verano.
En mi caso, mientras que años atrás cuando cenaba en restaurantes con amigos optábamos por los refrescos, agua o cerveza, a día de hoy, una botella de vino tinto ¡o dos! no pueden faltar encima de la mesa. ¡Cada día valoramos más una copa de vino en buena compañía .
Y tú, ¿qué tipo de vino prefieres?
En mi caso, depende de la ocasión. Me gusta acompañar los aperitivos con un vino blanco o un cava bien fresquitos y para comidas o cenas especiales los tintos con barrica.
En general, ha habido una evolución en las preferencias de consumo de vino entre los jóvenes. En un primer contacto, optamos por tintos de verano, sangría o vinos jóvenes ya que resultan más refrescantes y afrutados para nuestro paladar. Dejamos para posteriori los vinos tintos madurados en barrica y el siguiente paso para los crianzas y reservas que resultan más robustos ya que esa esencia a fruta desaparece e incorpora sabores y aromas más intensos a roble.
Pero recuerda, lo más importante es disfrutar todo lo que hacemos, por lo que descubrir nuestros gustos o preferencias hacia un determinado tipo de vino es clave para ello. Y, ¿cómo lo logramos? Catando, catando, catando…
¡Qué no te den las uvas para convertirte en un winelover!