1 de agosto es sinónimo de vacaciones para muchos. Cada uno elige su destino preferido : Mar, montaña, monumentos, cultura, deporte, paisaje, naturaleza, vinos , tapas, gastronomía típica, enoturismo o en el mejor de los casos una experiencia “ de todo un poco «.
En mi caso, me gusta viajar y la pasión por mi trabajo en la bodega me lleva a disfrutar haciendo enoturismo. Me encanta ver qué se hace en otras zonas, cómo son sus instalaciones, qué experiencia me ofrecen y cuál es la tendencia del viajero interesado en los vinos.
Un paseo por la Rioja
Recientemente he estado en Rioja Alta y además de quedar impresionada con el museo y bodega de la familia Vivanco, ¡pero eso es otra liga!, me impresionaron los proyectos más personales y de menor tamaño especialmente por el modo en el que le sacan partido a los recursos que tienen.
En esta línea visitamos Bodegas LECEA, en el barrio de las bodegas de San Asensio. Para admirar cómo han sabido conservar y reutilizar las antiguas bodegas escavadas , cómo han convertido el método tradicional de pisado de las uvas en una actividad enoturística que incluso recibió el premio a la Mejor Experiencia que concede Rutas del Vino de España en su última edición. Un esfuerzo, casi individual, ya que es la única bodega que se visita en ese barrio. Un proyecto lleno de entusiasmo y dedicación.
En las Bodegas de David Moreno, premiada como la mejor bodega abierta al turismo por ACEVIN, pude apreciar lo volcados que están con el enoturismo, la cantidad de experiencias que ofrecen: ruta de guardaviñas, pisado de uva, «vincana» (yincana del vino para niños) coupage de barricas … Y todas las experiencias ofrecen un toque genuino y especial.
La visita a bodegas Martínez Alesanco, en principio con unas instalaciones menos preparadas para realizar visitas, pero aquí la experiencia fue de cata, descubrimiento de varietales, Maturana, Tempranillo blanco y vinos elaborados primorosamente y con toda la pasión posible.
Todos los proyectos muy distintos pero en todos prima la protección del paisaje. Sin lugar a dudas, es cosa de todos cuidarlo y conservarlo para convertirlo en patrimonio y trasladarlo mejorado a las nuevas generaciones.
En resumen, proyectos familiares en los que se transmite el amor por la tierra y el esfuerzo de generaciones por vivir por y para ella. Esa es también la filosofía de vida en Pago de Tharsys y nos encanta compartirla día a día con vosotros winelovers.
© Ana Suria, gerente y enóloga de Pago de Tharsys